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miércoles, 25 de mayo de 2011

Coyuntura



Llega famélica, con hambre y sed, mientras todos danzan. En la oscura noche del alma los  laberinticos pliegues del cerebro, confundidos, no equivocan su trazado; el destino lo marca el lazo de la soga pendido del árbol seco; sobre el horizonte, una luna amarilla surge como espectadora solitaria; el último pensamiento fue el despertar, las manos subieron con rapidez refleja,  con ganas de salvación, ni el crujir de la rama  rompiendo el silencio de la noche dio esperanza a la quiebra, únicamente el crac por la separación de las cervicales, la asfixia, el kit-nervioso del cuerpo,  el  pataleo… Devora su esencia, y, famélica como llega, se va.

jmgd

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