¡Ay, mirad como está!
Voz 1ª -Cuenta que una
figura negra le salió en la calleja de las casetas cuando, pasada la media
noche, venía de atender el ganado. Dice que era parecida a un mono y se movía
con la rapidez del rayo.
Voz 2ª -¡Se le ha aparecido un ánima bendita! La
del muchacho de Santa que se ahorcó en la encina por donde dice que ha pasado, ha sido el alma
del pobre que vaga en pena y no encuentra descanso.
Voz 1ª -La ropa la
tiene desgarrada y está lleno de quemaduras y sajaduras por todo el cuerpo al
parecer hechas con un cigarrillo y una hojilla de afeitar, no sé cómo no se ha
desangrado.
Voz 2ª –Tienen estos
espíritus la forma de figuras fantasmagóricas de ojos diabólicos, dientes abrasadores
y garras como cuchillas.
Voz 1ª -El médico le ha
cogido muestras de sangre y le ha hecho las primeras curas, están esperando el
112 para que lo lleven al Hospital.
Voz 2ª -Le seguirá
donde vaya, está sedienta y le ha elegido a él ¡Dios Bendito! Anoche fue luna
llena.
Voz 1ª -Cuentan que a
esas horas, ¡a saber de dónde vendría! La Guardia Civil le está interrogando
para levantar un atestado y una pareja ha ido al lugar donde dice que ocurrió
el suceso. Han prohibido a la gente que vayan allí.
Voz 2ª -Si buscan que
no esperen encontrar nada, estos seres lo dejan todo como estaba, ni tan
siquiera una brizna de hierba cambia de lugar.
Voz 1ª -La verdad es que
nadie sabe los caminos que coge ese mozo, la gente habla de un ajuste de
cuentas y si no encuentran nada va a dar que pensar ¡Gracias que ha quedado
para contarlo!
Voz 2ª -Para quitar la
maldición hay que llevar donde ha sido atacado sangre de la víctima todas las
noches hasta que sea luna nueva.
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o ---
Todo esto ocurre
durante la luna de enero, y cierto es que desde la noche siguiente en el sitio
“el ahorcado” una mujer vestida de riguroso luto junto a una cruz, a la pálida
luz de una vela y como testigo una flor púrpura, llena un pequeño cáliz con su
sangre. Allí de rodillas reza el rosario y pasa las noches en vela, y allí al
amanecer del domingo de la noche oscura en la luna nueva de febrero la
encuentran blanca, fría y rígida como el carámbano.
Al alejarnos en silencio
respetuoso con el féretro, la aprensión me invade, y el suave ruido de la
gélida brisa entre las hojas de la centenaria encina me hace oír un susurro,…¡madre!
jmgd
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