Paseo por la ribera del río, mientras en los riberos cercanos unos
paisanos rebuscaban entre las esparragueras algún que otro turón tierno, por lo
de hacer una tortilla, aunque estos no son silvestres, son asilvestrados de
antiguas explotaciones, saliendo algunos de grosor suficiente para poder consumirlos
aliñados, silba el viento y suena un ploff seco en el agua, algún pescador ha lanzado
el sedal casi a la otra orilla del río. Cuentan que por estas tierras siempre
ha habido actividad agrícola, ganadera y de pesca. Un poco más abajo y un poco
más arriba sí sé de asentamientos, lo que no pude imaginar es que entre las
piedras de la gravera hubiera restos de civilizaciones ya desaparecidas, o,
mejor dicho, tal vez evolucionadas, porque la emigración en esta zona del valle
no tiene mucha razón de ser, y aunque de invasiones e invadidos está llena la
historia, la mayoría, nunca fueron de quitar para poner que eso de trabajar
nunca gustó, si no más bien de explotar y vivir de rentas. Debió ser cantera
pétrea por los restos encontrados,
aunque la gran mayoría de esta riqueza cultural estará formando la argamasa
para el sostén y ensamblado del conglomerado de alguna carretera cercana, y en
el peor de los casos triturada y hecha garbancillo para el mismo o similar fin.
Cuentan leyendas de moros culturizando la vega, amaestrándola y haciendo
producir riquezas antes no vistas, ¡Ay, los moros! Que tuvieron que salir
huyendo y dejar enterrado sus tesoros, pero, ¿quién sabe dónde? Y cristianos
avasallando con ganado la dehesa, esos sí que explotaron a base de látigo y más
látigo, aún dura la artrosis de tanto esfuerzo en la memoria como si los genes
lo trasmitieran de generación en generación, “el amo en casona/el rey en
palacio/y el papa en roma”. La historia anterior a esa época, los autóctonos de la zona, o no la aprendieron
o se les borró de la retentiva, bueno, sí, un poco nublado entre los recuerdos
hablan de vez en cuando de los romanos, pero eso sólo en cuanto a cualquier
construcción, más bien puentes, bien hecha de granito, la cantería fuese de
quien fuera lleva el sello romano y la pizarra de moros, y no hay más que
hablar, el sol sale por saliente y se pone por poniente, ¿cómo lo hace? , ni lo
sé ni falta que importa, eso no da de
comer que al fin y al cabo es de lo que se trata, ¡ah!, y el río siempre corre
para abajo, menos un tramo en el que va apescolado para el saliente, pero al final,
para abajo, por cierto el Tormes corre al revés, para arriba, lo dijo uno que
fue a estudiar a Salamanca y volvió medio tonto que si la tierra es redonda y
se mueve, que si el sol está quieto, pero al final en lo del río tenía razón
que lo han visto los que fueron a la siega. No sé a cuento de qué comencé esta amalgama
de pensamientos, y como ya ha terminado mi paseo no voy a desandar lo andado,
así que lo dejo tal cual, y quede en eso de contar en lo pensado, para/por/y/o pensar
en lo contado. ¡Salud!
jmgd
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