–¡Ahí, ahí va, ahí va!
Alertan voces de lo
alto
–¡Ahí va, hacia el
regato!
En la profunda vaguada
retumbaron los disparos.
Un charco de sangre
roja,
casi negra, medio
cuajada,
manada del descalabro.
–Santibáñez bandolero,
¡que te los están
matando!
Madres lloran muy en quedo
a hijos decapitados:
–¡Olvidaron que sin
cuartel
hostigasteis al francés!
–Las guaridas no cobijan
cuando se tuercen los
actos
y los suyos se torcieron
cuando al monte se
tiran,
(por servicios no
pagados)
haciéndose bandoleros.
Ajusticia el rey
Fernando:
¡Ay! Enjaula las cabezas
y esparce en sitios los
cuartos,
de escarmiento, como pena.
–¡Pueblo, dame asilo y amparo!
–Apaga el candil y pecha.
Caen, uno a uno, Los Muchachos.
jmgd
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