Dimensión. jmgd
Una noche, oscura y fría noche de invierno, siento como me abraso por dentro, y, oigo una voz que dice: yo ya voy, -veo a una viejecita-, yo ya voy a ver a mi hijo, ¡ay, cuánto tiempo! El día siguiente en el duelo, no sé de donde salen murmullos de voces rezando al unísono un padrenuestro; noto que un escalofrío recorre todos los cuerpos, inmóviles, con mirada de espanto; hay cuatro sombras en rededor del féretro, y la figura de un mozo que tiene cuatro agujero de impactos de bala se eleva y desaparece atravesando el techo; todo se queda en un profundo silencio, nadie se atreve a volver a abrir el ataúd; yo sólo sé que cuando a hombros lo llevan, noto que flota, y ni siquiera el golpeteo de la paleta del albañil que tapia la tumba produce eco. Sin saber cómo, solo, en el cementerio, voy a darle mi último adiós, y, escritas en el cemento fresco me espantan cuatro iniciales, ante los cristales de las otras tumbas, petrificado, sólo reflejo cuatro rayos de luz en la noche, oscura y fría noche de invierno.
jmgd
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