La mano le suda cogida con la suya, él la mira fijamente, ella tiene la mirada perdida hacia el infinito, pasa todas las horas de visita de todos los días junto a ella, de vez en cuando le acaricia el rostro, le seca el sudor y le da un beso. Desde el shock de aquella tarde en el parque está ingresada, parece no recuperarse, él la cuida lo mejor que sabe y puede, alguna que otra vez se le nubla la visión empañada por unas lágrimas, sólo le tiene a él, los hijos nunca llegaron y los desearon con todo el amor del mundo, la resignación ante lo imposible no pudo con ellos y se convirtió en obsesión. La enfermera le avisa del fin de la visita, con un beso en la frente y una caricia, se despide: ¡hasta mañana cariño!
En el silencio de la soledad ella se levanta de la cama, tiene calculado el tiempo, y, con lágrimas en los ojos tras los cristales de la cortinada ventana, todos los días, le ve alejarse agarrado de la mano de una, cada vez más preciosa, niña.
jmgd
...animo, me gusta lo que escribes...
ResponderEliminarUn saludo.