Tiene un puesto ambulante, vende, así, como figurinas de madera, y, cosinas echas de cordones y de piel; digo: ¡anda hijo, pues, como tengas que comer de eso! Dice que tó lo hace él a mano. Estaba un día amojicáo en el bordillo, ¡con unas greñas!, fumando de liáo, como antes, con librito, creía yo, que eso ya no se usaba, ¡tenía unas pintas!, y, ¡que peste echaba el joío!, yo bien creo que no era tabaco, aquello olía como a yerbajos, digo: ¡este, como no tiene perras, cualquier cosa se fuma!; aluego, tenía un color así, no sé, como renegrío descolorío, a mí no me ha gustáo ná; le cogí un monedero chiquinino, porque no dijera, y le mandé recuerdos pa su madre, ¡no sé de qué le ha servío sacar una carrera, pa andar p´ahí como un pordiosero!. ¡Ay, si mi hermano levantara la cabeza!
jmgd
Bueno Juan Manuel, ésta me suena.
ResponderEliminarYa ves, encontré tu blog. ¡Ya tenemos pá leé!!!
Un saludo. Isabel (con rima y tó)